"Pero aquí abajo abajo, cerca de las raíces, es donde la memoria ningún recuerdo omite, y hay quienes se desmueren, y hay quienes se desviven, y así entre todos, logran lo que era un imposible, que todo el mundo sepa que el sur también existe".



Mario Benedetti


Así es el amor, aunque aveces te engañe...


El boxeador venezolano Edwin “Inca” Valero asesinó a su esposa, Carolina Vieira, el pasado 17 de abril; fue detenido y luego se ahorcó en la celda en la que se encontraba. Ante esta situación y ante la indiferencia de las instituciones, la población femenina expuesta diariamente a diversas formas de dominación y violencia responden:

“Nadie puede ser libre si está subordinada
a un ser más importante que ella misma”
Marcela Lagarde

Diariamente escuchamos canciones “románticas” como la del titulo del presente artículo o nos sentamos frente a la televisión a contemplar el inalcanzable, sufrido, doloroso y coronado amor entre la protagonista siempre indefensa y el adinerado príncipe de la una, las dos, las tres, las cuatros…hasta las 11 de la noche, también conversamos entre amigas sobre las intimidades con nuestra pareja: lo bueno, romántico, grandioso, perfecto y prodigioso que éste es… y cuándo surgen los detalles oscuros los ocultamos tras un manto de compasión, de entendimiento devocional casi materno, donde los abusos son apenas errores y los maltratos son incomprensiones, además casi siempre somos las culpables porque nunca somos tan perfectas para entenderlos, o nos falla completamente el oído y la atención para escuchar una y otra vez sus desilusiones, quejas e incertidumbres, o todavía pecamos de egoístas y nos atrevemos a pensar un poco en nosotras mismas antes que en su trabajo, sus estudios, sus amigos, sus aventuras, su familia o lo que para él sea más importante y que nos recuerda una vez más que nuestro papel es desvivirnos una y otra vez por nuestro siempre perfecto hombre.


No dudo que esto haya sido la vida de Jeniffer Carolina, no dudo que haya repetido esas canciones, visto las mismas novelas, o hablado con una que otra amiga sobre lo fabuloso y lo glorioso que era Edwin Valero mejor conocido como el boxeador Inca Valero, como tampoco dudo del paralizante temor que tuvo que haber sentido, las lágrimas ocultas que corrieron por su adolorido rostro y por todo su cuerpo aterrado ante el mismo amor en el cual ella creía porque “así es el amor” y “en problemas de dos nadie se mete”
y en el fondo todo el mundo piensa “que ella se lo buscó”.


Quien se tome la molestia de leer esto podrá pensar que exagero y recordará inmediatamente lo bello que es el amor, le invito entonces a tomarse otra molestia de pensar ¿qué papel jugamos las mujeres en una relación de amor? ¿Por qué nuestros sentimientos, pensamientos y deseos no son tan importantes como los de él?. Creo que la respuesta es que históricamente nos han formado como “seres para otros” no para nosotras mismas. Ahora pensará en aquella oportunidad que alguna vez tuvo que callarse, que ceder, que perdonar, que calarse un maltrato (físico
, verbal, y/o psicológico) del novio o esposo porque sino podría “quedarse sola, sin casa y sin niños”, y es que todo eso corresponde a experiencias que vivimos las mujeres bajo la ideología del amor burgués.

Se conoce por amor burgués a una construcción histórica, social, cultural, política y económica surgida con el ascenso de la burguesía como clase dominante en el capitalismo, donde se formuló una división sexual del trabajo asumiendo que los hombres eran los trabajadores y por ende los sujetos de los espacios públicos, y la mujer la encargada de la casa, de lo privado y lo intimo, de la crianza de los hijos y la atención del hombre. Esto representó un cautiverio para las mujeres, una forma de control sobre su sexualidad y sobre el resto de su vida porque “el orden burgués ha sido la operación más sofisticada que ha conocido la humanidad para lograr la subordinación de las mujeres a través de las relaciones de amor”. (Lagarde, p. 50, 2000).

Tal como plantea Marcela Lagarde bajo la ideología del amor burgués se establecieron para las mujeres papeles, roles, símbolos caracterizados por los principios: Dar sin esperar nada a cambio y amar sacrificándose (Lagarde, p. 77, 2000), es decir, mientras más enamoradas estén las mujeres más se garantiza su subordinación a partir de la pérdida de su propia subjetividad porque “las vuelve frágiles y fáciles de manejar”.

Se nos enseñó el sacrificio, la espera y la entrega en el amor y otras cuantas fantasías que sostienen ese imaginario pero que al mismo tiempo supuso una explotación material de las mujeres, por ejemplo, el trabajo del hogar no es remunerado por medio del cual se logra controlar económicamente a las mujeres y se las mantiene enquistada en el espacio de la casa.

Al mismo tiempo creó una forma de ser hombre: si la ideología del amor burgués establece que la mujer debe caracterizarse por la sensibilidad, cariño, cooperación, suavidad, flexibilidad, pasividad relacionadas al desarrollo de emociones y sentimientos en su relaciones con otros (esposo, familia, hijas e hijos) en el espacio de la casa y con respecto a la sociedad, ser hombre se caracteriza entonces por manifestar insensibilidad, falta de expresión, competencia, dureza, inflexibilidad y protagonismo contrario a las características femeninas y propias del espacio exterior o público correspondiente a lo esperado social y culturalmente de éstos.

Así quedó instaurada históricamente la forma de amor que conocemos, un amor controlador, opresivo, desigual y violento, en este sentido, el amor deja de ser un cuento de hadas para convertirse en un asunto vital de discusión de todas las mujeres. Porque el amor es un asunto público y político de todas las mujeres incluyendo las que en nombre del amor ya no están con nosotras.

En su momento aplaudimos y aun reconocemos los avances obtenidos por la Ley por una Vida Libre de Violencia, por los programas sociales y políticos del Estado con enfoque de género y también asumimos la construcción del socialismo bajo la consigna “sin feminismo no hay socialismo”, pero sin libertad y respeto para las mujeres tampoco.

No es posible consolidar el proceso revolucionario sin avanzar en la transformación de la situación total de las mujeres. El pueblo no será más libre, independiente y autónomo sin mujeres libres, independientes y autónomas. Y vemos como la ley es solo una referencia de esta gran lucha que hay que dar, el socialismo feminista no es solo una consigna es una tarea que le corresponden a mujeres y hombres por igual.


La violencia de pareja queda instituida por ese conjunto de relaciones desiguales y de opresión que mantienen a las mujeres sin poder sobre sí
mismas y mientras no profundicemos en estas cuestiones morales, culturales y sociales serán limitados los avances. El amor es un tema que nos incumbe a todas y todos porque afecta la forma como las mujeres nos vemos a nosotras mismas, qué esperamos de nosotras y que esperan los demás sea nuestra pareja, familia, comunidad, o país, definitivamente no somos sólo potenciales madres o esposas de la patria somos mujeres competentes, sujetas de autonomía y libertad es por ello que comprender la situación de violencia en la que vivimos las mujeres pasa necesaria y obligatoriamente por la transformación:

De los poderes constituidos, ministerios, gobernaciones, alcaldías, consejos comunales porque la participación protagónica de las mujeres no es sólo una reivindicación social es también la posibilidad de destronar el machismo y el sexismo que ha caracterizado las políticas públicas.


De los cuerpos policiales, en su función de proteger la integridad física y moral de las víctimas de violencia.
De los espacios de la vida social: escuela, familia, barrio, urbanización, donde estemos con nuestra pareja, familia, organización o país.

¿Por cuántas escaleras seguiremos rodando las mujeres?, ¿cuántas puertas nos seguirán golpeando en la cara antes que visibilicemos esta realidad?. No esperemos una muerte más para recordar que ser libres es la única opción que tenemos, el amor no debe ser un mandato y morir por él menos, seamos libres y pensemos lo posible.


¡No más feminicidios!
¡Justicia para las mujeres caídas!
¡Construyamos el socialismo feminista y libertario!

María Emilia Durán

República Bolivariana de Venezuela

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